Los Retos de las Fundaciones Corporativas en el Siglo XXI – Agosto 2014
A finales del siglo XX había un debate global sobre la definición de responsabilidad social empresarial (RSE) y su relación con la filantropía. Muchas empresas que tenían fundaciones corporativas importantes creían que ya estaban haciendo RSE y no debían preocuparse de responder a los impactos negativos de su empresa en la sociedad.
En el 2010, se publicó la guía ISO 26000 de responsabilidad social y ayudó a clarificar la confusión existente. De acuerdo a la terminología usada en la guía, la RSE o responsabilidad social (RS) distingue siete temas o pilares clave de RS que son relevantes para cualquier tipo de organización: gobernanza organizacional, derechos humanos, prácticas laborales, el medio ambiente, prácticas justa de operación, asuntos de consumidores, e involucramiento y desarrollo de la comunidad. La guía recomienda que la organización desarrolle iniciativas en los siete temas clave de RSE para minimizar su huella ambiental y social.
Según la guía, la filantropía es una herramienta que la empresa usa para invertir en la comunidad. Las donaciones se pueden hacer a través de una fundación corporativa, presupuestos corporativos, becas, donaciones de producto o de contrapartida, etc. , y se pueden complementar con actividades que fortalecen el involucramiento de la empresa en la comunidad, como ser programas de voluntariado corporativo, alianzas con socios locales, etc.
A pesar de que hay claridad acerca de la relación entre la RSE y la filantropía, todavía hay confusión sobre el rol de las fundaciones corporativas, el cual ha estado cambiando constantemente en los últimos 30 años. Antes de la década de los 90, solamente empresas grandes americanas y europeas tenían fundaciones corporativas las cuales se enfocaban en apoyar asuntos sociales de interés para sus CEOs. En otras partes del mundo, donde el apoyo financiero a los asuntos sociales se hacia a través de organizaciones internacionales de cooperación, las fundaciones corporativas recién aparecieron a mediados de los 90. Durante este período, las fundaciones corporativas en general se profesionalizaron y comenzaron a practicar la filantropía estratégica o inversión social, enfocando las donaciones en dos o tres temas sociales o ambientales de importancia para la empresa y la comunidad. A pesar de que las fundaciones corporativas impactaban positivamente la reputación de la empresa, no estaban alineadas con el negocio y operaban en la periferia del mismo.
En los últimos 10 años, el rol de las fundaciones ha cambiado nuevamente. Empresas que habían establecido fundaciones en el pasado y comenzaban a desarrollar estrategias de RSE, se enfrentaron a nuevas preguntas:
-¿Cuál es la relación entre la fundación y la estrategia de RSE de la empresa?
-¿Cuál es el rol de la fundación?
-¿Que tipo de alineamiento debería tener la fundación con el negocio?
-¿Qué asuntos materiales relacionados al sector industrial al que pertenece la empresa deberían ser atendidos a través de la fundación?
-¿Qué expectativas tienen los stakeholders de la fundación?
En la actualidad, los stakeholders demandan que las empresas ayuden a resolver problemas grandes que azotan a la sociedad, sobre todo los relacionados a la huella ambiental o social de la empresa en el mundo. Los stakeholders también evalúan a la empresa como un todo; los impactos de sus operaciones; su misión, visión y valores; como la empresa trata a sus empleados, proveedores y comunidades; la seguridad de sus productos y servicios; los derechos humanos que la empresa infringe; como la empresa comunica sus acciones de RSE; los asuntos sociales y/o ambientales que apoya; y el alineamiento de su fundación con el resto de la estrategia de RSE. Los stakeholders buscan coherencia en todo esto.
Levi Strauss y Unilever, dos empresas que tienen fundaciones corporativas, han abordado estas preguntas con éxito, ya que han podido demostrar el poder de alinear la fundación con el negocio a la vez que apoyan un asunto social relacionado a su empresa.
La Fundación de Levi Strauss (LSF) fue creada en 1952 para apoyar a las comunidades aledañas a las plantas de producción. Más adelante, la LSF comenzó a practicar filantropía estratégica; y recientemente, la fundación alineó sus donaciones con los esfuerzos que hace la empresa para mejorar las vidas de los trabajadores que manufacturan sus productos; un tema relacionado a su huella social. Estas iniciativas ayudan con los derechos humanos y el bienestar de los trabajadores y sus familias, trayendo retornos para la empresa y la sociedad.
En el 2012, Unilever lanzó la Fundación Unilever dedicada a “mejorar la vida de las personas con la higiene, el acceso a agua potable, la nutrición básica y la estima propia”. La fundación esta alineada con la misión corporativa de traer vitalidad a la gente a través de sus productos, y también esta alineada al negocio. Unilever quiere proveer soluciones a los asuntos sociales y ambientales impactados por sus operaciones y que ellos están en una posición única de apoyar, como ser al acceso a agua potable y la seguridad alimenticia.
Ambas empresas encontraron un rol nuevo para sus fundaciones y las están usando para responder a asuntos clave relacionados a sus huellas ambientales y sociales.